CLAVES PARA EDUCAR NIÑOS/AS FELICES: 1.1.ENSEÑARLES A AMAR Y A SENTIRSE AMADOS/AS: RESPETARLOS/AS.
A menudo escucho a padres/madres que gritan o humillan a sus hijos/as, sobre todo cuando estos no actúan como a ellos /as les gustaría que lo hicieran. Es como si la confianza les otorgase el derecho a tratarlos sin respeto, en ocasiones incluso les hablan peor que a otras personas a las que con seguridad quieren menos.
Establecer normas y límites es, por supuesto, fundamental para la seguridad y la convivencia, pero debemos cuidar el modo en el que exigimos su cumplimiento, pues no debemos olvidar que nuestro objetivo no es que el niño/a obedezca por miedo o sumisión, sino que comprenda el por qué de las normas . De este modo podrá interiorizarlas y llegará a no necesitar nuestra supervisión para su cumplimiento (siempre que sean normas justas). Este respeto a los límites le otorgará seguridad y ayudará además a la formación de una buena autoestima.
En este ejemplo, aunque al final la niña recoja los juguetes, eso será lo único “positivo” que habrá conseguido su madre, pues como no ha interiorizado la norma la próxima vez que tenga que recoger se repetirá la misma escena.
Además habrá contribuido a que la niña:
Se sienta menos capaz, pues su madre ha asociado su comportamiento a un ineludible rasgo de personalidad, es vaga.
Aprenda a sucumbir ante la violencia, pues ha obedecido por miedo.
Desarrolle un sentimiento de culpa, pues habrá entendido que ella es la culpable de que su madre pierda el control.
Si María, en lugar de repetir la orden, le hubiera explicado a la niña cuál es el motivo por el que quiere que recoja los juguetes, esta podría haber entendido las consecuencias reales de no obedecer, pues estas no son que su madre se enfadará si no lo hace.
Si además María hubiera indagado en las causas que han llevado a su hija a desobedecer podrían haber encontrado juntas una solución.
De este modo, María habría conseguido no solo que su hija recogiera los juguetes y que hubiera empezado a interiorizar esta norma, sintiéndose mejor por ser capaz de hacer las cosas bien, sino algo todavía más importante: la niña habría aprendido a respetar y a exigir respeto en sus relaciones, en lugar de entender que las humillaciones, la sumisión, la violencia y el sentimiento de culpa forman parte de las relaciones amorosas.
¡Eduquémoslos!
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